Las gemelas Adriana María y Dariana de Jesús. Foto: Cortesía de Damarys Fernández y Dariel Segura.
Adriana María y Dariana de Jesús son hermanas gemelas de tres años. Dari es inquieta; Adri más dócil. Ambas se complementan y juegan juntas.
Viven con sus padres en el municipio habanero de Guanabacoa. Adriana se parece más a su papá y Dariana, a su mamá. Evidentemente, tienen sus genes y eso orgullece a sus papás Dariel Segura y Damarys Fernández.
Adri y Dari llegaron al mundo como todos, pero su concepción fue diferente y llevó un proceso arduo que conllevó tratamientos, distancias, perseverancia y mucho amor.
Damarys es médico, actual jefa del servicio de Dermatología del hospital Dr. Luis Díaz Soto (Naval). Al estar en el medio sabía lo que le esperaba y tenía mayor conocimiento de los procedimientos a los que se exponía, pero nunca se dio por vencida.
Sin llegar a ser una obsesión, ella y su esposo lucharon hasta el cansancio por el sueño de ser padres. Aquí su historia.
La familia Segura Fernández. Foto: Cortesía de Damarys Fernández y Dariel Segura.
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Cuando la naturaleza no responde
Damarys tiene actualmente 43 años. De ellos, unos 15 intentó embarazarse por la vía natural.
Al no conseguirlo comenzó a atenderse en el Hospital Ginecostétrico América Arias, conocido como Maternidad de Línea. Allí fue donde le informaron que debido a problemas en una de sus trompas, de 10 solo tenía dos probabilidades de embarazo por vía natural y ocho mediante Fertilización In Vitro (FIV).
“Fue un día muy duro, pero de inmediato empecé los trámites para incluirme en la base de datos de la FIV”, recuerda junto a su esposo Dariel, abogado de profesión.
El próximo paso fue atenderse con el doctor Miguel Ángel Aguilar, quien estaba al frente del Programa de Atención a la Pareja Infértil del hospital Ramón González Coro. Finalmente, fueron incluidos en la base de datos, el 14 de agosto de 2014.
Damarys en medio de los tratamientos. Foto: Cortesía de Damarys de Fernández y Dariel Segura.
“En diciembre de 2015 me hicieron la primera fertilización in vitro. Ese intento falló al igual que el segundo. Entonces, me comenzó a atender un equipo de ginecólogos, genetistas y endocrinólogos, sobre todo la doctora Kenia Rodríguez, del hospital Hermanos Amejeiras. Es que me habían diagnosticado un hipertiroidismo subclínico”.
Además, formaron parte de ese equipo multidisciplinario las doctoras Dunia Castillo y Claudia Cabrera, del Instituto de Hematología e Inmunología. “Padezco de una trombofilia, condición que lleva un seguimiento riguroso para lograr el embarazo y luego para mantenerlo.
“Se llegó a la conclusión que había que quitarme las trompas para un tercer intento. Ese tampoco tuvo éxito. Fue cuando acudimos al Programa de Atención a la Pareja Infértil del Ministerio de Salud Pública (Minsap), e iniciamos los trámites para salir al exterior”.
La agonía no parecía llegar a su fin, pero dejar de intentarlo nunca fue una opción. Viajarían a una clínica mexicana, al Instituto de Reproducción y Ginecología de Acapulco (Irega). Como su nombre lo indica, la sede principal está en la ciudad de Acapulco, estado de Guerrero.
Dariel, el padre de las pequeñas, explica que Irega mantiene un contrato desde 1998 con el Minsap. Este organismo asume los gastos y envía parejas a Irega, cuando “hay que hacer pruebas y utilizar equipamientos tecnológicos que no podemos adquirir por costosos y, por supuesto, por el bloqueo del Gobierno de Estados Unidos contra Cuba.
“También son matrimonios que presentan patologías complicadas y necesitan de estudios superiores con tecnología, a fin de buscar precisión y procederes para lograr el embarazo. Es un tema muy difícil”, asegura.
Damarys en el Instituto de Reproducción y Ginecología de Acapulco (Irega). Foto: Cortesía de Damarys Fernández y Dariel Segura.
Solo el amor engendra la maravilla
El primer intento de fertilización en México fue fallido, el segundo resultó un embarazo, pero para sorpresa de Damarys y Dariel venía fuera del útero. Lo que llamamos ectópico, producido en este caso sin trompas, hecho que ocurre muy poco. Damarys tuvo que ser intervenida quirúrgicamente, en el Ramón González Coro.
Sin embargo, la pareja nunca perdió las esperanzas y viajó de nuevo a México. Esta vez se produjo el milagro, Damarys regresó embarazada y de gemelas. Parió con 40 años, en medio de la COVID-19. Ello conllevó el doble de cuidados.
“Tuve una rotura de membranas a las 34.5 semanas, patología frecuente en los embarazos múltiples que provoca que el parto sea prematuro y, por ende, las niñas nacieron antes de lo previsto, el 25 de diciembre de 2021. Me hicieron una cesárea”.
Adri nació primero, a las 08:42 de la mañana, Dari lo hizo tres minutos después. Fue reportada de grave, pues aspiró líquido amniótico. Estuvo seis días en terapia, pero ya el 31 de diciembre sonreían las dos junto a sus padres.¡Qué regalo de fin de año!
La llegada de sus hijas fue para Damarys y Dariel algo inexplicable. “Ese día vimos hecho realidad todo el sacrificio realizado durante años. Siempre supimos que nos daría trabajo, que tendríamos muchos tropiezos, pero que al final lo lograríamos.
“La gratitud de ser padres es lo que nos impulsó a seguir adelante. Ese fue el pensamiento hasta en los momentos más difíciles.
“Juntos, con el optimismo suficiente para vencer cada dificultad y el apoyo incondicional de nuestros padres, logramos el milagro. Como dijera el Apóstol:'solo el amor engendra la maravilla'”, apuntaron.
El embarazo por fertilización in vitro se produjo con los genes de ambos padres. O sea, el óvulo de Damarys y los espermatozoides de Dariel. Por ello, cada vez que miran a sus niñas recuerdan todo el proceso, que hoy repetirían sin dudarlo.
Damarys junto a sus hijas, el 14 de febrero de 2022. Foto: Cortesía de Damarys Fernández y Dariel Segura.
El amor de Dariel y Damarys todo lo pudo. Foto: Cortesía de Damarys Fernández y Dariel Segura.
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