Hay una brecha que antecede, en todo caso, a la pobreza y la exclusión. Es el olvido. Es, en términos concretos, la falta de un nombre, de un país sobre el cual decir que perteneces. Y en este mundo pasa más de lo que debiera.
Aproximadamente uno de cada cuatro nacimientos de niños y niñas menores de cinco años en todo el planeta nunca se han registrado, revela el Estado Mundial de la Infancia 2015: Reimaginar el futuro.
Solo en América Latina y el Caribe, por ejemplo, hay tres millones de niños menores de cinco años cuyo nacimiento jamás fue inscrito. Tres millones de olvidados. Porque aunque seas en carne y hueso, en toda la extensión de la materia, y camines, y hables, y hasta te vean; en cierta forma, en la más formal, no existes. Y tiene sus amargas consecuencias.
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La Convención de los Derechos del Niño, entre otros tratados internacionales, consagra claramente que tener un nombre y una nacionalidad es un derecho de todo niño o niña al nacer.
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La Convención de los Derechos del Niño, entre otros tratados internacionales, consagra claramente que tener un nombre y una nacionalidad es un derecho de todo niño o niña al nacer.
«El registro de nacimiento es el registro continuo, permanente y universal del hecho y de las características de un nacimiento en conformidad con los requerimientos de un país, y es realizado por el registro civil. La ausencia de un reconocimiento formal del Estado normalmente significa que el niño o la niña no podrán obtener un certificado de nacimiento. En consecuencia, se podría vulnerar el acceso de los niños y niñas a los servicios de salud, educación y protección», subraya el informe de Unicef, Registro de Nacimiento en América Latina y el Caribe: Cerrando la Brecha, 2016.
Alerta además el texto que, «más tarde en la vida, la falta de documentos oficiales de identificación puede significar que el niño puede ser víctima de matrimonio precoz, trabajo infantil, explotación o reclutamiento temprano a las fuerzas armadas. Por otro lado, sin poder comprobar su edad, si son acusados de un crimen, los niños sin registro de nacimiento corren el riesgo de ser procesados como adultos».
Asimismo, plantea, «en la vida adulta, el certificado de nacimiento puede ser requerido para obtener asistencia social o un trabajo en el sector formal, para comprar o comprobar el derecho a la herencia de propiedad, para votar y obtener un pasaporte. En este sentido, el registro de nacimiento oportuno es el primer paso para asegurar el reconocimiento de un niño frente a la ley, vigilar el cumplimiento de sus derechos y asegurar que las violaciones a sus derechos no se queden en la invisibilidad».
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Jorge Luis González nació en el año 1949, en la ciudad de La Habana. Su hermana nació después, en el año 1955, comenta a Granma, y asegura que su papá no los inscribió hasta luego de que él cumpliera los 12 años, y ya para esa fecha había triunfado la Revolución.
Jorge Luis González nació en el año 1949, en la ciudad de La Habana. Su hermana nació después, en el año 1955, comenta a Granma, y asegura que su papá no los inscribió hasta luego de que él cumpliera los 12 años, y ya para esa fecha había triunfado la Revolución.
«No es como ahora, nadie te exigía nada, no era algo que se tuviera especialmente en cuenta. Podía pasarte incluso como a mi papá, que cuando lo registraron, lo hicieron con dos años de menos respecto a su edad», cuenta.
Y es tan solo uno de los tantos casos, porque no siempre en Cuba este fue en derecho ejercido por sus ciudadanos, y la falta de reconocimiento formal del Estado excluía a miles de menores cada año de acceder a su certificado de nacimiento. Realidad que hoy se muestra diferente.
Y es tan solo uno de los tantos casos, porque no siempre en Cuba este fue en derecho ejercido por sus ciudadanos, y la falta de reconocimiento formal del Estado excluía a miles de menores cada año de acceder a su certificado de nacimiento. Realidad que hoy se muestra diferente.
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La Encuesta de Indicadores Múltiples por Conglomerados (MICS), Cuba 2014, realizada por la Dirección de Registros Médicos y Estadísticas de Salud del Ministerio de Salud Pública junto a Unicef, y que abarcó una muestra total de 9 958 hogares de todo el país, contempló entre la recogida de los datos respecto a la protección infantil, lo relacionado al registro de nacimiento.
La Encuesta de Indicadores Múltiples por Conglomerados (MICS), Cuba 2014, realizada por la Dirección de Registros Médicos y Estadísticas de Salud del Ministerio de Salud Pública junto a Unicef, y que abarcó una muestra total de 9 958 hogares de todo el país, contempló entre la recogida de los datos respecto a la protección infantil, lo relacionado al registro de nacimiento.
En ese sentido, la investigación apunta que «las regulaciones sobre registros de nacimientos en Cuba se establecen por el Ministerio de Justicia, a través de instrumentos jurídicos que implican a otros organismos del Estado para coordinar medidas de obligatoriedad, con fines legales y estadísticos».
En nuestro país, subraya la mencionada encuesta, el documento primario del registro proviene de hospitales y centros asistenciales del sistema de salud pública en los casos de nacimientos institucionales, y de las oficinas del Registro del Estado Civil para nacimientos que no ocurren en centros de salud. Asimismo, explica, las Oficinas Municipales de Estadísticas reciben el documento de registro en los ocho primeros días del mes siguiente al que se registra cada nacimiento; y a partir de ahí, se conforma la base de datos a partir de la que se gestionan estadísticas únicas y oficiales de nacimientos en el país.
«Los recién nacidos inscritos en hospitales y centros de salud reciben el documento de identidad Tarjeta del Menor, para menores de 16 años, en la misma institución del nacimiento. Padres, madres y tutores legales de niños y niñas que nacen fuera de las instituciones de salud solicitan la Tarjeta del Menor en las Oficinas de Carné de Identidad y Registro de Población, con la presentación de la certificación del registro del nacimiento», puntualiza el informe de MICS, 2014.
La cobertura total del registro de este hecho vital se garantiza porque en Cuba el 99,9 % de los nacimientos ocurre en instituciones del sistema de salud, con régimen de gratuidad y universalidad en los que está instituido el registro civil de cada nacimiento. Posteriormente, otros mecanismos institucionales como la inmunización, el ingreso en centros hospitalarios, el acceso a la canasta básica e ingreso al sistema escolar, más adelante, entre otros, requieren el uso de la Tarjeta del Menor. «Indirectamente se convierten en mecanismos impulsores del registro de niños y niñas que nacieron fuera del sistema institucionalizado de salud», agrega la encuesta.
Según reflejó la investigación, en Cuba se han registrado los nacimientos del 100 % de los niños y niñas menores de cinco años. «El 99,9 % de los niños y niñas tiene la Tarjeta del Menor, excepcionalmente un caso en toda la muestra no la tenía, pero sí estaba registrado. El 95 % de las Tarjetas del Menor fueron vistas por la encuestadora», recoge el informe.
La falta de conocimiento adecuado sobre cómo registrar a un niño o niña puede ser un obstáculo para cumplir su derecho a la identidad. Los datos reflejan que en Cuba hay hoy un conocimiento pleno de cómo registrar los nacimientos. Y dan muestra de algo más importante, y es que en este país, cada niño o niña existe, y cuenta.
Fuente: http://www.granma.cu/cuba/2016-12-23/existir-23-12-2016-00-12-39
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