Community prevention.

Monday, December 11, 2023

Suiza se enfrenta a un aumento de noticias falsas y a la incitación al odio en Internet.

 


Más del 60% de los jóvenes de entre 15 y 29 años se han enfrentado a discursos de odio en Internet, según una encuesta de la Oficina Federal de Estadística (OFS) suiza.07 diciembre 2023 - 14:00

La mitad de los encuestados también había visto contenidos o información falsa o cuestionable en la web o en las redes sociales en los tres meses anteriores a la encuesta, informó el jueves la OFS. En comparación con 2021, esto corresponde a un aumento de seis puntos porcentuales.

La mitad de las personas que descubrieron tales contenidos afirmaron haber comprobado los hechos o la fuente. Sin embargo, un 17% afirmó carecer de las habilidades o los conocimientos necesarios para comprobar si la información era veraz, continúa el informe.

Más de un tercio de los encuestados afirmaron haber encontrado en Internet mensajes hostiles o despectivos hacia determinados grupos o personas. Entre los usuarios de las redes sociales, esta cifra se sitúa justo por debajo de la mitad, según el estudio. Estos mensajes se refieren a características como las opiniones políticas o sociales, el país de origen o la religión.

Cada dos años, la OFS realiza encuestas sobre el uso de Internet entre personas de 15 a 88 años en 3.000 hogares. Las encuestas se realizaron entre abril y julio de 2023.

Suiza se enfrenta a un aumento de noticias falsas y a la incitación al odio en Internet - SWI swissinfo.ch

Sunday, December 10, 2023

¿Por qué se ha convertido internet en un sitio tan aburrido? (El Pais.es)

 “Es una dinámica muy adictiva que impide al usuario procesar la información que lee”.

Nos han convertido en máquinas de contenido (y, por favor, ¿quién quiere ser eso?)


Empieza a ser difícil distinguir la mentira de la verdad

Los deepfakes nos han hecho creer que se han dicho cosas que nunca se dijeron

Ya no es ventana al mundo, ni fuente inagotable de información, ni siquiera un lugar en el que pasar el tiempo descubriendo algo curioso o interesante. Internet es cada vez más soporífero, uniforme y poco fiable.

Todo se parece demasiado y apenas hay experiencias frescas. Se acabó el descubrimiento y la conexión azarosa con extraños (que no es lo mismo que hablar con un bot). Todo se repite en un bucle infinito por obra y gracia de algoritmos enloquecidos que presionan para que adoptemos idénticos formatos —primero selfis, ahora reels, luego ya se verá— y hablemos (si nos peleamos, mucho mejor) de los mismos temas. El precio de resistirse es la irrelevancia. ¿No siente con demasiada frecuencia que se le han escapado dos horas en internet sin saber muy bien a qué las ha dedicado? Aza Raskin creó en 2006 el scroll infinito; en 2018 reconoció estar arrepentido en una entrevista a la BBC: “Es una dinámica muy adictiva que impide al usuario procesar la información que lee”.

Estamos más solos que nunca. ¿Dónde están los amigos? ¿Por qué nadie me habla? En 2010 las redes sociales apuntalaron la vida social, abrieron la puerta a nuevos amigos y nos reconectaron con otros que dábamos por perdidos. Fue la edad de oro de la web 2.0. Ahora Facebook es un erial; Instagram, una finca de narcisistas, y TikTok dispara los contenidos a tal velocidad que apenas permite la interacción humana. La videoensayista Eleanor Stern (100.000 seguidores en TikTok) cree que el problema es que las redes sociales son mucho más jerárquicas ahora: por un lado, está la audiencia; por otro, los creadores. Y son dos mundos que no se mezclan.


Tampoco nos fiamos de las respuestas de Google. No hay que fiarse demasiado de la primera página de Google. Lo que está bien posicionado no suele ser trigo limpio. Si hoy preguntas a Google cómo quitar una mancha de vino de la alfombra, por obra y gracia del SEO, el buscador vomitará respuestas vagas que no provienen necesariamente de una experiencia personal sino de las reglas de optimización de contenidos, probablemente serán copias de otros posts que también encontrará en esas primeras entradas. Ya no hay respuestas útiles si alguien no las ha monetizado. Y si las ha monetizado, probablemente le quieran vender un producto antimanchas. Empiece a fiarse a partir de la tercera página o, mejor, pregúntele a su madre, a un amigo o lleve la alfombra al tinte.


Hay mucha presión (nos hemos puesto demasiado serios). Cada vez hay que pensar y trabajar más antes de publicar. Es la muerte del disparate y la espontaneidad que tanto nos han hecho reír en internet. “Instagram inició la era de la autocomercialización online con los selfis, pero luego TikTok y Twitch lo aceleraron. Hoy los selfis ya no son suficiente, las plataformas quieren vídeos de tu vida: tu cuerpo, tus palabras, tus manías, y si todo es en tiempo real, mucho mejor. Nos vemos forzados a emular el rol de influencer”, escribe en The New Yorker el periodista Kyle Chayka, también autor del libro Desear menos (Gatopardo). Pero los estándares son muy altos y hay demasiada competencia. Ante tanta presión, buena parte de la audiencia se ha replegado, no se arriesga a publicar y prefiere adoptar un rol pasivo. Ergo, publican los mismos y siempre lo mismo.


Empieza a ser difícil distinguir la mentira de la verdad. La proliferación de contenido barato generado por inteligencia artificial nos ha acabado de meter la duda en el cuerpo. Los deepfakes nos han hecho creer que se han dicho cosas que nunca se dijeron y las imágenes están generadas por IA: pensar que Donald Trump había sido detenido frente al Capitolio de Washington. Cada vez hay que afinar más la vista y el oído.

Todo es endogámico y autorreferencial. Es poco probable que descubramos una web nueva, una newsletter original o un autor interesante si nos dejamos llevar por el algoritmo y no recuperamos el control y decidimos ir solo a los lugares que realmente nos interesan en internet. Uno de los grandes valores de la primera generación de blogs era que enlazaban a otros universos y abrían puertas desconocidas. Nadie se empeñaba en que el usuario se quedara chapoteando en la misma salsa. Pero es cosa del pasado. Las grandes compañías tecnológicas no tienen ningún interés en llevarlo a otro sitio que no sea el suyo, enlazarán a sus propios contenidos, y lo tendrán dando vueltas como un zombi entre sus cuatro paredes. La muestra más reciente la ha dado Elon Musk en X (antigua Twitter) al ocultar enlaces y titulares de los medios de comunicación.

Lo bueno empieza a ser escaso y caro (o al menos de pago). Dos señales empiezan a ser inequívocas para distinguir el grano de la paja en internet: la suscripción y la escasez. Cualquier prescriptor serio, buen conocedor de su valor, ya no regala su patrimonio ni lo negocia por visibilidad, en su lugar crea una newsletter, cobra por los contenidos y espera a que lo vayan a buscar. Es el lujo silencioso. Entrar hoy en internet también es chocar literalmente contra el muro de pago de las grandes cabeceras, que solo se abren ante guerras y catástrofes. El mundo se dividirá entre quienes deciden (y pagan) y los que se dejan llevar (gratis) por el algoritmo.

Nos han convertido en máquinas de contenido (y, por favor, ¿quién quiere ser eso?). Da igual lo que usted haga: poesía, películas, recetas de cocina, fotos de sus gatos, selfis, memes o comentarios insustanciales, todo es contenido. ¿Y qué es contenido? Según Kate Eichhorn, historiadora de los nuevos medios y profesora en The New School, es “material digital creado con el único propósito de circular”. En su reciente libro Content (MIT Press, 2022), Eichhorn señala que el contenido es insulso por diseño porque así tiene que ser para viajar ligero por los espacios digitales. “Su misión es integrar un único e indistinguible flujo”. Intelecto, tiempo y vanidad diluidos en una corriente insípida de material digital destinada a circular hasta su agotamiento. Y todavía nos preguntamos por qué nos aburrimos en internet.

Fuente:

¿Por qué se ha convertido internet en un sitio tan aburrido? | EL PAÍS Semanal | EL PAÍS (elpais.com)



Thursday, December 7, 2023

La bella Habana.

(En Cuba)“el respeto a la justicia social, la equidad, la igualdad, la participación popular, los derechos de las personas, el bienestar, la prosperidad individual y colectiva”

 "La resistencia, el desconocimiento, la comodidad o el miedo no conducen a ningún lado."

Texto y video por Calos Figueroa, periodico Escambray, Cuba.

Resistencia puede ser la palabra, pero también desconocimiento, comodidad, miedo. Todo lo nuevo, lo que puede transformar el mundo que hasta el momento vives provoca cualquiera de esas sensaciones o actitudes.

El cambio en la manera de gestionar la vida cultural desde una visión del desarrollo, que sin afectar lo ya conquistado lleve a una mayor sostenibilidad y sustentabilidad de los procesos, es una tarea o un riesgo que no todos están dispuestos a seguir.

Visibilizar las potencialidades de la cultura, su fuerza transformadora y la capacidad que tiene para generar utilidades financieras y beneficios espirituales que se reviertan en su propio desempeño sin depender totalmente de los recursos que llegan desde el presupuesto del Estado, es aún una tarea pendiente en uno de los sectores clave de la vida nacional.

No se trata de ceder las conquistas que a lo largo de más de 60 años de Revolución se han sedimentado; se trata de cambiar nuestros paradigmas de gestión y, con ello, transformar nuestra mentalidad receptora por una capaz de unir en una misma causa a todos los actores socioeconómicos actuales y por venir, articular e involucrar a esos actores públicos, privados o pertenecientes a la sociedad civil.

La defensa del respeto a la política cultural de la nación, que algunos siguen viendo como un asunto únicamente de la cultura y su red institucional, no puede quedarse eternamente en post, tuits o reportes periodísticos, en acciones que se reducen a unos pocos públicos asociados a tal o mas cual género o movimiento artístico. Hay que ir más allá, soltar viejas ataduras y empezar a ser tan creativos que no queden espacios vacíos para la fanfarria y la colonización cultural que segundo a segundo reciben nuestros públicos a través de sus teléfonos.


El Decreto 33 para la gestión estratégica del desarrollo territorial aprobado por el Consejo de Ministros en marzo de 2021 y la Resolución 29 del propio año del Ministerio de Economía y Planificación, reconocen y llaman a implementar estrategias de desarrollo territorial como expresión de la “integración de los componentes económico, social, cultural, ambiental y político, para movilizar las potencialidades locales con el objetivo de elevar la calidad de vida de la población que habita en el territorio, contribuir a su desarrollo y al del país”. Además, reconoce como actores locales a las personas naturales y jurídicas, estatales y no estatales, con capacidades de intervenir en la gestión y transformación del territorio para su desarrollo. ¿Puede la cultura local formar parte de esas estrategias? ¿Tenemos la capacidad para aportar a ese despegue de lo local? ¿Se pone en riesgo la vida cultural? ¿La articulación con los actores económicos “ajenos” a la cultura es viable?

Vivimos en un país donde la mayor riqueza está en sus valores artísticos y literarios, en su enorme patrimonio material y natural, con recursos infinitos si se manejan con responsabilidad y celeridad. Sin embargo, aún no tomamos conciencia de los diamantes que tenemos en nuestras manos, el oro o el petróleo sobre el que caminamos cuando se valores culturales se habla.

Impulsar la creación de una industria cultural sólida, condicionada por la ética, el respeto a las esencias, despojada de lentejuelas baratas y estadísticas poco fiables, de tareas a cumplir para ganarme el salario de hoy, es más que urgencia, es amor y pasión por empujar el carro del desarrollo del país. Todavía hay demasiada codependencia en las decisiones y hay que aprender de los errores, pero también estar con los pies en la tierra, porque en un país bloqueado como el nuestro la resiliencia y la empatía no son meras palabras.

Es responsabilidad de la cultura fomentar, crear, promover áreas de desarrollo económico que aporten a la producción del arte desde la interrelación de “las identidades colectivas, el respeto a las tradiciones, el estudio y la innovación en las personas e instituciones donde influye y transforma”, como queda demostrado en un estudio publicado por la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales de la Universidad de La Habana publicado en 2022.

La resistencia, el desconocimiento, la comodidad o el miedo no conducen a ningún lado. En cualquier caso, van en contra de lo que bien queda escrito en la Resolución 33 ya citada, cuando enfatiza que el desarrollo local es también “el respeto a la justicia social, la equidad, la igualdad, la participación popular, los derechos de las personas, el bienestar, la prosperidad individual y colectiva”.

Fuente:

La esquina de Escambray: Cultura y desarrollo local, ¿resistencia o miedo al cambio? (+video) – Escambray

Aumento de curvaturas en la columna en ninos y jovenes por uso excesivo del cellular en Cuba.





A pesar de las múltiples ventajas de los teléfonos celulares y las nuevas tecnologías para la vida moderna, estas también han comenzado a afectar la salud humana, especialmente en los niños, adolescentes y jóvenes que usan excesivamente estos equipos y hasta se tornan dependientes de ellos. Ya se sabe que estas pantallas perjudican el desarrollo intelectual, la motricidad, la afectividad y las habilidades sociales de los menores; además de que interfieren en el sueño, aumentan la obesidad y la miopía, entre otras afectaciones a la salud. Pero el exceso de horas de consumo de las nuevas tecnologías también afecta el sistema ostiomioarticular: 

“Las posiciones inadecuadas traen consigo el aumento de algunas curvaturas en la columna, ya se han hecho congresos donde se describen patologías derivadas de este consumo excesivo”, comentó a Escambray el doctor Eduardo Rodríguez Mursulí, jefe del servicio de Ortopedia Pediátrica en Sancti Spíritus. Y agregó: “Es difícil, a veces llegan aquí y tienes que decirles tanto a la madre como al niño: para el teléfono, que estamos en una consulta, porque es tanta la adicción a las nuevas tecnologías que no prestan atención al examen físico ni a lo que les estás explicando. En los pases de vista también tenemos que detener el uso de los teléfonos”. 

Las afectaciones que estos equipos provocan en las áreas del cuerpo relacionadas con la especialidad de Ortopedia por las posturas inadecuadas y el déficit de ejercicio físico incluyen dolores de espalda, crisis de cervical y aumento de la cifosis o curvatura de la columna vertebral, entre otras. 

 “También estamos viendo patologías por hipotonía (bajo tono o debilidad muscular), niños que ya no juegan, no practican deportes, extremadamente pasivos, con una masa muscular que no es la que tenían los muchachos a esa edad hace 20 años, porque en aquel entonces jugaban, saltaban, corrían. Se han perdido los juegos tradicionales. Ahora todo es encerrado en un cuarto con las tecnologías y con eso piensan que les están haciendo bien a los hijos, pero no es así”, reflexionó el especialista. “Hay que tratar de poner un orden en este consumo excesivo de las tecnologías, limitarlo porque afecta el desarrollo psicomotor de los niños. Muchos padres las ven como la única forma de que ellos estén tranquilos, sin embargo, el desarrollo armónico del sistema ostiomioarticular que está inmaduro, en formación, lo afectan estas posiciones repetitivas, viciosas y mantenidas”, aseguró. 

 Esa realidad demanda en no pocos casos tratamientos fisioterapéuticos para corregir total o parcialmente el daño provocado, sobre todo en los músculos del cuello y occipitales, los huesos de la muñeca y los nervios que transcurren en el túnel del carpo. “En el tratamiento de estas afectaciones en la edad pediátrica la reversibilidad del daño depende del momento en que se diagnostique el padecimiento, de lograr los necesarios cambios posturales en el paciente y, sobre todo, de cambiar la mentalidad de los padres”, concluyó el galeno.

Fuente:


Little Cuban boy steals the show in Old Havana! "Dancing in Cuba"

El cancer de prostata hoy se puede prever con consultas regulares al medico y al urologo.