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Thursday, December 7, 2023

(En Cuba)“el respeto a la justicia social, la equidad, la igualdad, la participación popular, los derechos de las personas, el bienestar, la prosperidad individual y colectiva”

 "La resistencia, el desconocimiento, la comodidad o el miedo no conducen a ningún lado."

Texto y video por Calos Figueroa, periodico Escambray, Cuba.

Resistencia puede ser la palabra, pero también desconocimiento, comodidad, miedo. Todo lo nuevo, lo que puede transformar el mundo que hasta el momento vives provoca cualquiera de esas sensaciones o actitudes.

El cambio en la manera de gestionar la vida cultural desde una visión del desarrollo, que sin afectar lo ya conquistado lleve a una mayor sostenibilidad y sustentabilidad de los procesos, es una tarea o un riesgo que no todos están dispuestos a seguir.

Visibilizar las potencialidades de la cultura, su fuerza transformadora y la capacidad que tiene para generar utilidades financieras y beneficios espirituales que se reviertan en su propio desempeño sin depender totalmente de los recursos que llegan desde el presupuesto del Estado, es aún una tarea pendiente en uno de los sectores clave de la vida nacional.

No se trata de ceder las conquistas que a lo largo de más de 60 años de Revolución se han sedimentado; se trata de cambiar nuestros paradigmas de gestión y, con ello, transformar nuestra mentalidad receptora por una capaz de unir en una misma causa a todos los actores socioeconómicos actuales y por venir, articular e involucrar a esos actores públicos, privados o pertenecientes a la sociedad civil.

La defensa del respeto a la política cultural de la nación, que algunos siguen viendo como un asunto únicamente de la cultura y su red institucional, no puede quedarse eternamente en post, tuits o reportes periodísticos, en acciones que se reducen a unos pocos públicos asociados a tal o mas cual género o movimiento artístico. Hay que ir más allá, soltar viejas ataduras y empezar a ser tan creativos que no queden espacios vacíos para la fanfarria y la colonización cultural que segundo a segundo reciben nuestros públicos a través de sus teléfonos.


El Decreto 33 para la gestión estratégica del desarrollo territorial aprobado por el Consejo de Ministros en marzo de 2021 y la Resolución 29 del propio año del Ministerio de Economía y Planificación, reconocen y llaman a implementar estrategias de desarrollo territorial como expresión de la “integración de los componentes económico, social, cultural, ambiental y político, para movilizar las potencialidades locales con el objetivo de elevar la calidad de vida de la población que habita en el territorio, contribuir a su desarrollo y al del país”. Además, reconoce como actores locales a las personas naturales y jurídicas, estatales y no estatales, con capacidades de intervenir en la gestión y transformación del territorio para su desarrollo. ¿Puede la cultura local formar parte de esas estrategias? ¿Tenemos la capacidad para aportar a ese despegue de lo local? ¿Se pone en riesgo la vida cultural? ¿La articulación con los actores económicos “ajenos” a la cultura es viable?

Vivimos en un país donde la mayor riqueza está en sus valores artísticos y literarios, en su enorme patrimonio material y natural, con recursos infinitos si se manejan con responsabilidad y celeridad. Sin embargo, aún no tomamos conciencia de los diamantes que tenemos en nuestras manos, el oro o el petróleo sobre el que caminamos cuando se valores culturales se habla.

Impulsar la creación de una industria cultural sólida, condicionada por la ética, el respeto a las esencias, despojada de lentejuelas baratas y estadísticas poco fiables, de tareas a cumplir para ganarme el salario de hoy, es más que urgencia, es amor y pasión por empujar el carro del desarrollo del país. Todavía hay demasiada codependencia en las decisiones y hay que aprender de los errores, pero también estar con los pies en la tierra, porque en un país bloqueado como el nuestro la resiliencia y la empatía no son meras palabras.

Es responsabilidad de la cultura fomentar, crear, promover áreas de desarrollo económico que aporten a la producción del arte desde la interrelación de “las identidades colectivas, el respeto a las tradiciones, el estudio y la innovación en las personas e instituciones donde influye y transforma”, como queda demostrado en un estudio publicado por la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales de la Universidad de La Habana publicado en 2022.

La resistencia, el desconocimiento, la comodidad o el miedo no conducen a ningún lado. En cualquier caso, van en contra de lo que bien queda escrito en la Resolución 33 ya citada, cuando enfatiza que el desarrollo local es también “el respeto a la justicia social, la equidad, la igualdad, la participación popular, los derechos de las personas, el bienestar, la prosperidad individual y colectiva”.

Fuente:

La esquina de Escambray: Cultura y desarrollo local, ¿resistencia o miedo al cambio? (+video) – Escambray

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