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Monday, December 11, 2023

No hay democracia donde la verdadera cultura esta secuestrada por elites.

 


 "un hombre islado no es dueno de sus actos" (Hauser en Historia Social de la literatura y el Arte)


Por Gualterio Nunez Estrada, Sarasota, Florida.

La cultura no consiste en difundir en You Tube (que forma parte de la propaganda del arte pero no de su naturaleza) la actuacion de una camerata en un hotel de lujo ante un publico de diez personajes de elite, por el contrario, ademas, es el verdadero acceso a la cultura que la poblacion en su conjunto disfrute de una camerata como lo hace en un stadium con un juego de pelota ( o bien dentro del juego) que si bien es parte vital de la Paideia, un concepto de la antigua cultura griega que lo abarcaba todo, es un conjunto que se definia como "mente sana, en cuerpo sano" y se referia como virtud o arete de la personalidad del individuo. 

No podemos hablar de democracia, si todos no tienen acceso a la verdadera cultura, si todos no tienen el oido educado desde la mas tierna infancia (el tercer grado de primaria) en teoria y apreciacion musical, si no son educados en historia y critica de cine, base vital par el analisis de las redes sociales y las fake news, si todos no reciben clases de historia y practica del ballet desde la primaria, algo perfectamente posible en un pais como Cuba con una de las escuelas de ballet mas importantes del planeta. Asi la plastica, todo debe de ser una educacion continua, incluyendo la ensenanza superior.




Me he encontrado jovenes ingenieros informaticos cubanos recien emigrados en Miami que me dicen que todo lo leen en internet pero que no les interesa la literatura, sin embargo, aqui en Estados Unicos no son pocos los informaticos que estudian filologia y/o filosofia para avanzar mas en el dominio del lenguaje de la tecnologia.

El enfoque de la realidad a traves de la ideologia por si misma es un error logico que conduce a la propaganda, el panfleto, solo la base de la cultura nacional que tiene su origen en la ideologia de la norma linguistica permite liberar el pensamiento a la imaginacion creadora, la etica de la sabiduria y descubrir en que consiste la naturaleza de cualquier aspecto de la realidad.


Leyes sobre la cultura, las redes sociales, la internet y la IA no se cumpliran porque estaran privadas del patrimonio de la educacion y de la actividad activa de la cultura en la poblacion. El individuo no sera dueno de sus actos por analfabetismo cultural.


Una ley sin patrimonio economico, social y cultural no existira y se convertira en venganza social sobre individuos que no son duenos de sus actos. Dijo Hauser en "Historial Social de la literatura y el arte" que "un hombre aislado no es dueno de sus actos".




Pese a que los educadores en numerosos paises estan preocupados por el mal uso del telefono de los alumnos en la clase, no podemos cogerle miedo a la internet y las redes sociales porque sin las comunicaciones el desarrollo de ningun objetivo que se proponga una sociedad es posible. Las comunicaciones son vitales a cualquier proceso, sin ellas, todo se estanca.


Dijo Albert Einstein que los nuevos patrones morales surgen de las ciencias y a estos efectos ya la Union Europea ha legislado la primera ley en el mundo sobre la IA pero no basta, se requiere mas, se requiere un enfoque en los objetivos pedagogicos del sistema de educacion que le permita al alumno un pensamiento critico capaz de diferenciar las fake news de las verdaderas como ya se hace en Espana y otros paises desde el kindergarten sobre la base del lenguaje cinematografico, se requiere, ademas, que la verdadera cultura este en actividad activa interactuando con ninos y jovenes junto a la practica del deporte y forme parte de su tiempo libre, ademas del material de la clase.(1)

(1) Finlandia se situa como el primer pais del mundo en combatir la desinformacion desde la educacion preescolar, "Este artículo lo puede ver en este link: Cómo aprenden los niños a detectar las fake news en Finlandia


Suiza se enfrenta a un aumento de noticias falsas y a la incitación al odio en Internet.

 


Más del 60% de los jóvenes de entre 15 y 29 años se han enfrentado a discursos de odio en Internet, según una encuesta de la Oficina Federal de Estadística (OFS) suiza.07 diciembre 2023 - 14:00

La mitad de los encuestados también había visto contenidos o información falsa o cuestionable en la web o en las redes sociales en los tres meses anteriores a la encuesta, informó el jueves la OFS. En comparación con 2021, esto corresponde a un aumento de seis puntos porcentuales.

La mitad de las personas que descubrieron tales contenidos afirmaron haber comprobado los hechos o la fuente. Sin embargo, un 17% afirmó carecer de las habilidades o los conocimientos necesarios para comprobar si la información era veraz, continúa el informe.

Más de un tercio de los encuestados afirmaron haber encontrado en Internet mensajes hostiles o despectivos hacia determinados grupos o personas. Entre los usuarios de las redes sociales, esta cifra se sitúa justo por debajo de la mitad, según el estudio. Estos mensajes se refieren a características como las opiniones políticas o sociales, el país de origen o la religión.

Cada dos años, la OFS realiza encuestas sobre el uso de Internet entre personas de 15 a 88 años en 3.000 hogares. Las encuestas se realizaron entre abril y julio de 2023.

Suiza se enfrenta a un aumento de noticias falsas y a la incitación al odio en Internet - SWI swissinfo.ch

Sunday, December 10, 2023

¿Por qué se ha convertido internet en un sitio tan aburrido? (El Pais.es)

 “Es una dinámica muy adictiva que impide al usuario procesar la información que lee”.

Nos han convertido en máquinas de contenido (y, por favor, ¿quién quiere ser eso?)


Empieza a ser difícil distinguir la mentira de la verdad

Los deepfakes nos han hecho creer que se han dicho cosas que nunca se dijeron

Ya no es ventana al mundo, ni fuente inagotable de información, ni siquiera un lugar en el que pasar el tiempo descubriendo algo curioso o interesante. Internet es cada vez más soporífero, uniforme y poco fiable.

Todo se parece demasiado y apenas hay experiencias frescas. Se acabó el descubrimiento y la conexión azarosa con extraños (que no es lo mismo que hablar con un bot). Todo se repite en un bucle infinito por obra y gracia de algoritmos enloquecidos que presionan para que adoptemos idénticos formatos —primero selfis, ahora reels, luego ya se verá— y hablemos (si nos peleamos, mucho mejor) de los mismos temas. El precio de resistirse es la irrelevancia. ¿No siente con demasiada frecuencia que se le han escapado dos horas en internet sin saber muy bien a qué las ha dedicado? Aza Raskin creó en 2006 el scroll infinito; en 2018 reconoció estar arrepentido en una entrevista a la BBC: “Es una dinámica muy adictiva que impide al usuario procesar la información que lee”.

Estamos más solos que nunca. ¿Dónde están los amigos? ¿Por qué nadie me habla? En 2010 las redes sociales apuntalaron la vida social, abrieron la puerta a nuevos amigos y nos reconectaron con otros que dábamos por perdidos. Fue la edad de oro de la web 2.0. Ahora Facebook es un erial; Instagram, una finca de narcisistas, y TikTok dispara los contenidos a tal velocidad que apenas permite la interacción humana. La videoensayista Eleanor Stern (100.000 seguidores en TikTok) cree que el problema es que las redes sociales son mucho más jerárquicas ahora: por un lado, está la audiencia; por otro, los creadores. Y son dos mundos que no se mezclan.


Tampoco nos fiamos de las respuestas de Google. No hay que fiarse demasiado de la primera página de Google. Lo que está bien posicionado no suele ser trigo limpio. Si hoy preguntas a Google cómo quitar una mancha de vino de la alfombra, por obra y gracia del SEO, el buscador vomitará respuestas vagas que no provienen necesariamente de una experiencia personal sino de las reglas de optimización de contenidos, probablemente serán copias de otros posts que también encontrará en esas primeras entradas. Ya no hay respuestas útiles si alguien no las ha monetizado. Y si las ha monetizado, probablemente le quieran vender un producto antimanchas. Empiece a fiarse a partir de la tercera página o, mejor, pregúntele a su madre, a un amigo o lleve la alfombra al tinte.


Hay mucha presión (nos hemos puesto demasiado serios). Cada vez hay que pensar y trabajar más antes de publicar. Es la muerte del disparate y la espontaneidad que tanto nos han hecho reír en internet. “Instagram inició la era de la autocomercialización online con los selfis, pero luego TikTok y Twitch lo aceleraron. Hoy los selfis ya no son suficiente, las plataformas quieren vídeos de tu vida: tu cuerpo, tus palabras, tus manías, y si todo es en tiempo real, mucho mejor. Nos vemos forzados a emular el rol de influencer”, escribe en The New Yorker el periodista Kyle Chayka, también autor del libro Desear menos (Gatopardo). Pero los estándares son muy altos y hay demasiada competencia. Ante tanta presión, buena parte de la audiencia se ha replegado, no se arriesga a publicar y prefiere adoptar un rol pasivo. Ergo, publican los mismos y siempre lo mismo.


Empieza a ser difícil distinguir la mentira de la verdad. La proliferación de contenido barato generado por inteligencia artificial nos ha acabado de meter la duda en el cuerpo. Los deepfakes nos han hecho creer que se han dicho cosas que nunca se dijeron y las imágenes están generadas por IA: pensar que Donald Trump había sido detenido frente al Capitolio de Washington. Cada vez hay que afinar más la vista y el oído.

Todo es endogámico y autorreferencial. Es poco probable que descubramos una web nueva, una newsletter original o un autor interesante si nos dejamos llevar por el algoritmo y no recuperamos el control y decidimos ir solo a los lugares que realmente nos interesan en internet. Uno de los grandes valores de la primera generación de blogs era que enlazaban a otros universos y abrían puertas desconocidas. Nadie se empeñaba en que el usuario se quedara chapoteando en la misma salsa. Pero es cosa del pasado. Las grandes compañías tecnológicas no tienen ningún interés en llevarlo a otro sitio que no sea el suyo, enlazarán a sus propios contenidos, y lo tendrán dando vueltas como un zombi entre sus cuatro paredes. La muestra más reciente la ha dado Elon Musk en X (antigua Twitter) al ocultar enlaces y titulares de los medios de comunicación.

Lo bueno empieza a ser escaso y caro (o al menos de pago). Dos señales empiezan a ser inequívocas para distinguir el grano de la paja en internet: la suscripción y la escasez. Cualquier prescriptor serio, buen conocedor de su valor, ya no regala su patrimonio ni lo negocia por visibilidad, en su lugar crea una newsletter, cobra por los contenidos y espera a que lo vayan a buscar. Es el lujo silencioso. Entrar hoy en internet también es chocar literalmente contra el muro de pago de las grandes cabeceras, que solo se abren ante guerras y catástrofes. El mundo se dividirá entre quienes deciden (y pagan) y los que se dejan llevar (gratis) por el algoritmo.

Nos han convertido en máquinas de contenido (y, por favor, ¿quién quiere ser eso?). Da igual lo que usted haga: poesía, películas, recetas de cocina, fotos de sus gatos, selfis, memes o comentarios insustanciales, todo es contenido. ¿Y qué es contenido? Según Kate Eichhorn, historiadora de los nuevos medios y profesora en The New School, es “material digital creado con el único propósito de circular”. En su reciente libro Content (MIT Press, 2022), Eichhorn señala que el contenido es insulso por diseño porque así tiene que ser para viajar ligero por los espacios digitales. “Su misión es integrar un único e indistinguible flujo”. Intelecto, tiempo y vanidad diluidos en una corriente insípida de material digital destinada a circular hasta su agotamiento. Y todavía nos preguntamos por qué nos aburrimos en internet.

Fuente:

¿Por qué se ha convertido internet en un sitio tan aburrido? | EL PAÍS Semanal | EL PAÍS (elpais.com)