"...el doctor Silvio Laffita Estévez ( NR del hospital pedriatico de Las Tuinas, Cuba), especialista de Primer Grado en Urología, máster en Atención Integral al Niño y profesor asistente. Allí explica que "la enuresis es la micción involuntaria de orina durante el sueño y clasifica dentro de las incontinencias urinarias. Se considera como una afección a partir de los 5 años de edad y puede ser transitoria en el 50 por ciento de los casos.
"La causa de por qué los niños enuréticos no se despiertan cuando tienen la vejiga llena no está bien precisada, pero se invocan varios factores (muchas veces combinados entre sí): retraso en la maduración del sistema nervioso central, disfunciones neurovesicales que condicionan una disminución de la capacidad vesical, y factores genéticos. También están las alteraciones de los patrones del sueño (sueño profundo), trastornos emocionales, entre ellos, el estrés familiar; y, por último, la secreción deficitaria nocturna de la hormona antidiurética por la hipófisis".
Ante la interrogante informa que "un infante enurético primero debe recibir atención médica por el pediatra y el médico de familia en su área de Salud. De ser o sospechar que sea de causa orgánica, se remite a la consulta de Urología".
La doctora Madley Rosa Parra García, especialista de Primer Grado en Medicina General Integral y en Psiquiatría Infantil, aclara que hasta los 5 años es permisible como parte del desarrollo, y que, además de un componente orgánico o neurológico, la micción puede darse si el pequeño toma algún medicamento que provoque orinar con frecuencia.
"El 70 o 75 por ciento de los niños con enuresis tiene algún familiar de primera línea que lo padeció, y a veces los padres no los traen por eso o vienen cuando el infante lleva mucho tiempo con la patología. Casi siempre van a las consultas de Psicología o Psiquiatría. Si llegan primero aquí, los casos se examinan, los interrogamos, diagnosticamos; si surge alguna duda se remiten al urólogo o al pediatra. Y delimitamos el subtipo de enuresis: diurna, nocturna o mixta -en caso de que se orine tanto de día como de noche".
Asimismo, expone que existen otras clasificaciones: primaria o de fijación y secundaria o de regresión. Es la primera cuando el niño cumplió 5 años, pero nunca ha dejado de mojar las sábanas o la ropa, o lo hace con regularidad dos o tres veces a la semana, o pasa varios días sin hacerlo y vuelve.
"Generalmente, el control diurno del esfínter se logra más temprano porque en la familia educamos al infante para que avise; y entre los 2 o 3 años ya no tiene por qué orinarse en el día, aunque algunos lo hacen". Insiste en la edad biológica, "porque un niño puede estar mentalmente inmaduro, y tener una discapacidad en el orden intelectual o retraso mental. O sea, puede tener 7 años y mentalmente funcionar como uno de 4, pero si su edad cronológica y mental es de 5, no debe pasarle.
"La secundaria o de regresión es cuando transcurre un período mayor de seis meses, incluso años, sin orinarse y vuelve a hacerlo. Casi siempre esta posee algún componente emocional, ya sea depresión, ansiedad…, que generó que volviera a tener una mala regulación del esfínter".
La psicóloga y educadora para la salud Danara Marcelys Pérez González, del policlínico Gustavo Aldereguía, de esta ciudad, menciona que existe la posibilidad de que un menor que nunca se haya orinado en la cama cierto día lo haga debido a una jornada de ajetreo constante, pero llama la atención cuando ha dejado de hacerlo y recae por días seguidos.
"Puede ser que algún evento psicológico está impactando en su estado emocional; y frecuentemente se ve si manifiesta rechazo escolar. Hay otros aspectos como el divorcio de sus padres, una mudanza, una señal de que se han roto su zona de confort y rutinas. Este retroceso dice que no está a gusto con su nueva realidad".
ENTONCES, ¿QUÉ HACER?
Parra García indica una alta ingesta de líquidos durante el día y que el niño pueda sostener al menos dos horas sin orinar. "Esto aumenta el tiempo de retención de líquido para así incrementar la carga en vejiga. Como es un músculo, estamos elevando su tono muscular y crece también la capacidad para retener; además, el músculo está contraído y hay mayor posibilidad de que no se orine.
"Aconsejamos evacuar en tres tiempos, como si fuera a abrir una llave de agua; o sea, soltar un chorrito y contraer, soltar otro y contraer, hasta que evacue todo. Este ejercicio es para el día; ahí entra la responsabilidad de la familia. Con la comida (a más tardar 7:00 pm) van los últimos líquidos, el consumo de estos antes de dormir hace que la vejiga acumule y se llene.
"Los padres son los encargados de respetar el horario de sueño. Previo a dormir, el infante debe orinar, incluso, si lo hizo media hora antes. Una hora y media o dos horas después de dormirse hay que levantarlo para ir al baño. Como tiene el sueño profundo deben despertarlo para que haga conciencia de que orinó en el baño y no en la cama.
"Existen niños, sobre todo grandes, que han logrado un control y un día recaen, a estos se les puede responsabilizar con el lavado de sus sábanas. Muchas veces no quieren levantarse o toman líquidos en la noche, aun cuando se les dijo que no lo hicieran; no ayudan con las medidas y entonces se les indica que también se encarguen de su ropa".
Danara Pérez menciona técnicas asociadas a la terapia conductual que usan reforzamientos positivos para eliminar los negativos. "Un reforzamiento positivo es emplear un almanaque y colocarle un símbolo al niño por cada día 'vencido'. Luego estas imágenes se cambian por fichas, y si, por ejemplo, acumuló cinco, merece un regalo, no necesariamente material, sino un dulce, un paseo…, pero sobre todo felicitarlo por su victoria y demostrarle que sí puede vencer".
Recordemos que cada pequeño tiene su particularidad y no todos manifiestan los mismos síntomas en igual magnitud. No se trata de ventilar la situación a los demás; la enuresis no puede convertirse en una carta de presentación si el niño desea pasar unos días en casa de familiares. Lo ideal para corregirla es preparar un terreno, tanto escolar como familiar, lo más tranquilo posible en el plano emocional y proceder de manera sana e inteligente.
EL PAPEL DE LA ESCUELA
Desde el Centro de Diagnóstico y Orientación (CDO) de Las Tunas, la logopeda y especialista Dalva Ávila Lagar, con 25 años de experiencia, expone que, en caso de que los niños manifiesten enuresis en el aula, se hace una investigación en la familia que va desde la etapa de gestación.
"No es común que esto suceda, pasa más en prescolar, en el horario del sueño. Buscamos orientación para determinar las causas biológicas o psicológicas. Si no es un problema físico, remitimos al psiquiatra infantil, uno de los especialistas que rotan por el CDO. En las escuelas especiales es requisito que el alumno tenga control del esfínter, de lo contrario no puede estar allí y recibe clases por el maestro ambulatorio. Si son niños más pequeños, se atienden en casa por el Programa Educa a tu Hijo o un docente de prescolar.
"Cuando aflora alguna situación en el estudio psicopedagógico, orientamos a la familia y la institución. Se valora qué situación existe en el hogar, si el menor ha sufrido un trauma emocional, y les indicamos las vías de solución. En caso de ser algo transitorio recomendamos atención especializada por el área de Salud. También depende de si la enuresis es diurna o solo nocturna".
El papel de la familia es fundamental en la disciplina del tratamiento y debe trabajar de conjunto con la escuela; los padres han de conocer cómo es el ambiente del niño allí. "La idea no es llenarle la mochila de shorts, sino que avise cuando tiene el deseo, porque los hay muy tímidos o están demasiado concentrados en el juego que no se dan cuenta cuando se orinan".
Madley Parra plantea que, generalmente, las personas piensan que la enuresis, si no es de causa orgánica, tiene que incluir tratamiento farmacológico; sin embargo, lo que sí conlleva, por lo general, es uno psicoterapéutico. Y aclara que más del 95 por ciento de los pacientes se curan sin fármacos.
"Al niño le enseñamos a que aprenda a regular el esfínter y que se haga responsable. En consulta vamos evaluando los éxitos y se siguen cada dos meses hasta que completan los seis. Al recuperarse, se da el alta. Si la enuresis se mantiene, se asocia un antidepresivo en horario nocturno (7:00 pm) por dos meses. Haya controlado o no, pasado ese tiempo hay que suspender el medicamento y proseguimos con medidas terapéuticas. Si luego de un período no se curó se vuelve a instaurar, pero es muy infrecuente que no se resuelva".
La enuresis es monosintomática y casi nunca hay otro trastorno asociado. Si tanto el menor como la familia cumplen, no será un problema significativo. "El niño tiene que querer dejar de orinarse. La responsabilidad es suya, y de sus tutores".
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Ya Leticia descansa tranquila, su pequeño dejó de mojar las sábanas. No le gusta recordar esa etapa, pero no cesa de felicitarlo por su logro y se alegra porque siempre intentó mantener la cordura.
Guillermo creció, construyó una familia y respira aliviado porque sus hijos no sufrieron lo mismo. Hoy es un recuerdo lejano. Mira al pasado y siente orgullo de su victoria. Conserva como un triunfo la sabia manera en la que evitó las evidencias y se protegió del bullying que esto hubiese ocasionado en su vida.
Por eso, merece la pena resaltar que para combatir este enemigo es muy importante la fuerza de voluntad. Hablamos de un trastorno con una gran multicausalidad, y aunque tarde, la mayoría lo resuelve. Es cierto que existen obstáculos que solo se vencen con el auxilio de especialistas, pero con la ayuda adecuada y una gran cuota de constancia, la enuresis no tiene por qué convertirse, para padres o hijos, en un verdugo de las madrugadas.
FRAGMENTOS DEL REPORTAJE:
Enuresis nocturna: una preocupación "mojada" (+post e infografía)
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