La disyuntiva y reflexión viene de la mano del doctor Alejandro Hernández Seara, especialista de II grado en Angiología y Cirugía Vascular, para quien es sumamente importante conocer el riesgo vascular en una población, relacionado con la enfermedad arterial periférica (EAP), un verdadero problema y reto para los sistemas de salud, y del que Cuba no está exento.
Partiendo de que los mecanismos fisiopatológicos de la génesis de la EAP son comunes a los diferentes síndromes vasculares, las lesiones que sufre la «periferia» son las mismas que puede sufrir el corazón cuando se infarta, lo que sucede es que en este último no se «ven», señaló a Granma el experto.
Explicó que la EAP ha tenido varias denominaciones, entre las cuales mencionó la enfermedad arterial de las extremidades, enfermedad arterieosclerótica de los miembros inferiores, síndrome de insuficiencia arterial crónica de las extremidades inferiores, y otras similares. «Esta es una enfermedad que en los cubanos se presenta muy agresiva desde el punto de vista de las lesiones, además de que muchos llegan con un diagnóstico tardío a los servicios especializados», apuntó el doctor Hernández Seara, quien es además director del Instituto Nacional de Angiología y Cirugía Vascular.
La claudicación intermitente es el síntoma más característico de la patología arterioesclerótica periférica y es un trastorno caracterizado por la aparición de un dolor muscular intenso, localizado en las piernas, en la región de la pantorrilla o el muslo, debido a una obstrucción arterial crónica, que aparece al caminar o realizar un ejercicio físico y que desaparece al reposo; pudiendo llegar a ser discapacitante. «Pero la EAP es mucho más que la claudicación» subrayó el especialista.
Con una relación de cuatro a uno, la EAP se observa con mayor frecuencia en el hombre que en la mujer, generalmente en pacientes mayores de 60 años, dijo el entrevistado, quien agregó que en el 90% de los casos se afectan las extremidades inferiores. Además, acotó, constituye un marcador de riesgo para la enfermedad cerebrovascular de alta mortalidad y para la coronariopatía, y muchas veces debuta antes que esta última. Por otra parte, la incapacidad que causa se compara con una insuficiencia respiratoria severa.
No obstante, refirió el doctor Hernández Seara, la gran mayoría de los pacientes tienen posibilidades de cirugía revascularizadora, siempre que reciban un diagnóstico temprano. En cuanto a la claudicación intermitente, explicó que un 55 % de los pacientes permanece estable o mejora solamente con el control de factores de riesgo y tratamiento médico, un 25 % de ellos requiere cirugía revascularizadora de algún tipo, un 20 % empeora los síntomas, mientras que un 5 % desarrolla isquemia crítica, es decir, el estadio final de la enfermedad aterosclerótica de los miembros inferiores, por tanto requiere revascularización o amputación.
El entrevistado enfatizó en la necesidad de fortalecer el diagnóstico oportuno de la EAP, teniendo en cuenta que una de cada cinco personas con 65 años o más que visita al médico de Atención Primaria padece esta enfermedad, en tantouno de cada diez de estos pacientes presentarán síntomas clásicos de claudicación intermitente. «Si se confía únicamente en los síntomas clásicos de la claudicación intermitente, muchas EAP pueden pasar desapercibidas».
Mencionó que los factores de riesgo clásicos de la EAP son comunes a todas las arteriopatías, y entre ellos se encuentran la adicción de fumar, la diabetes mellitus, la hipertensión arterial, las dislipidemias, la obesidad… Pero, ejemplificó, la enfermedad renal crónica (ERC) aparece también como un factor de riesgo emergente para la EAP, no solamente como consecuencia; junto a otros como la predisposición genética y la edad avanzada, específicamente esta última para el desarrollo del estadio de isquemia crítica.
«Un importante estudio, que analizó más de 41 500 pacientes con EAP, evidenció que un 20 % de ellos padecía ERC, a la vez que este mismo subgrupo mostró mayor frecuencia de cardiopatía isquémica, isquemia crítica, menor número de revascularizaciones y peores resultados, mayor frecuencia de amputaciones mayores, elevadas tasas de infección, mayor mortalidad, estadía y costos en los servicios», destacó Hernández Seara.
La ERC está presente en casi el 40% de los pacientes con EAP, refirió el experto, por lo cual la presencia de una función renal disminuida no solo obliga a tenerlo presente para ajustar y emplear adecuadamente numerosos fármacos, sino que la coexistencia de ambas enfermedades probablemente delimita un subgrupo de pacientes con elevado riesgo cardiovascular que podrían beneficiarse de un diagnóstico y tratamiento tempranos, dijo.
Argumentó que los fumadores tienen cuatro veces mayor posibilidad de padecer EAP y precisan cirugía revascularizadora tres veces más que los no fumadores. «Existe evidencia sólida de que abandonar esta adicción cambia la historia natural de la EAP y se reduce en un 36 % la mortalidad. De los pacientes que desarrollan isquemia crítica grave, más del 90 % fuman».
Respecto a la diabetes, precisó que por cada aumento de 1 % de la hemoglobina glucosilada, se produce un aumento del 25 %, en el riesgo de presentar EAP; el riesgo de amputación es diez veces superior para estos pacientes, tienen una alta probabilidad de debutar con la isquemia crítica, están expuestos a la influencia de la neuropatía y la infección, por lo quetienen mayores tasas de fracaso en la revascularización.
Aquellas personas que padecen de hipertensión arterial, dijo, tienen entre dos y tres veces más posibilidad de tener EAP, siendo uno de los factores de riesgo más estudiados en los modelos de cálculo de riesgo vascular, pero sobre todo en coronariopatías.
Llamó la atención sobre el hecho de que cada vez tienden a aparecer complicaciones graves en personas cada vez más jóvenes, y que existe cierta tendencia estadística a igualar la prevalencia de la EAP en ambos sexos, si bien debe tenerse presente que hay mayor severidad en los hombres y más alta tasa de amputaciones en mujeres.
El entrevistado puntualizó que una herramienta de diagnóstico fundamental para la EAP lo constituye el índice de presión tobillo-brazo(T/B), utilizado para la evaluación de la circulación arterial hacia los miembros inferiores, y que tiene una sensibilidad y especificidad superior a un 95 %. «Si logramos pesquisar a población de riesgo con índice T/B, entonces, encontraremos un número de personas asintomáticas pero con EAP, lo cual permitirá a su vez encontrar ERC, cardiopatías o daño cerebrovascular incipiente. También, modificar hábitos y conductas de vida que permitan proteger a la población de complicaciones cardio-cerebrales y no lleguen entonces los pacientes a nosotros con isquemia crítica o una ERC avanzada», concluyó.
Fuente: http://www.granma.cu/todo-salud/2016-10-30/enfermedad-arterial-periferica-solo-evitar-amputaciones-30-10-2016-22-10-09
Fuente: http://www.granma.cu/todo-salud/2016-10-30/enfermedad-arterial-periferica-solo-evitar-amputaciones-30-10-2016-22-10-09
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