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Saturday, March 8, 2025

La doctora Amary Yumar neonatóloga y con un diplomado en Cardiopediatría octuvo el Gran Premio en el Congreso de Pediatría 2024

 

La doctora Amary Yumar (primera a la izquierda) ejerce como neonatóloga desde hace 16 años. (Foto: Cortesía de la entrevistada)

“Nos pasamos el día, el mes, el año de guardia permanentemente, porque se trata de niños graves y críticos, y nada puede dejarse para después”.

¿Quién no la entendería? La doctora Amary Yumar Díaz, especialista en Neonatología y con un diplomado en Cardiopediatría, ha perdido la cuenta de los niños que durante 16 años le han provocado un insomnio crónico que ella misma bendice porque, gracias a ello, ha salvado incontables vidas.

Gran Premio en el Congreso de Pediatría 2024 y una de las abanderadas en Cuba de la práctica de la ecocardiografía funcional como herramienta en el manejo de los recién nacidos, esta espirituana abona, desde la ciencia, el camino de los saberes y del amor a seres diminutos.

Llegar al servicio de Neonatología del Hospital General Provincial Camilo Cienfuegos, de Sancti Spíritus, y auscultarle sus palabras siempre es bueno, pues allá dentro, en un recodo del corazón, tintinean los soles que dan luz a sus manos.



¿Cuántas estrellas se alinearon para que la especialidad de Neonatología fuera su elección?

Siempre supe que iba a ser doctora. Desde que comencé a estudiar en el Instituto Preuniversitario Vocacional de Ciencias Exactas Eusebio Olivera, esa era mi aspiración, y así fue. Me gradué en el año 2004 y, después que pasé el servicio social en las FAR, un amigo que estaba haciendo la especialidad y mi esposo, Yoelvis Álvarez Gómez, también médico, se pusieron en complot y me convencieron de que la Neonatología era la especialidad indicada, la que iba con mi naturaleza y con mi persona. Y es verdad. Hoy no me veo ejerciendo otra especialidad.

Mi interés por la Cardiología vino luego; surgió a raíz de la operación de corazón realizada a mi papá en el Cardiocentro de Villa Clara. Hubo que realizarle una sustitución valvular aórtica, y todas las vivencias que tuve en ese sentido me motivaron mucho, tanto que, cuando terminé la especialidad de Neonatología, hice un diplomado de Cardiopediatría en el Hospital Willian Soler, de La Habana.

Por suerte para mí, un cardiólogo pediátrico me orientó en el tema de la ultrasonografía, y juntos nos dimos cuenta de que podíamos hacer más de lo que habitualmente hacíamos. Después de mi disertación para alcanzar el segundo grado en la especialidad, encontré

en mis búsquedas bibliográficas online a la doctora Cristina Osio, una de las promotoras en América Latina y Europa del empleo de la ecocardiografía funcional como herramienta en el manejo de los recién nacidos. Empecé a ver sus videos en YouTube (*)
y le dije a la doctora Midalis Martínez Barrios, jefa de nuestro servicio: “Lo que estamos haciendo aquí tiene nombre en el mundo y se hace en atención terciaria; no vamos mal.

A partir de ahí, empezamos a avanzar en el empleo de la ecocardiografía funcional en Neonatología. Hemos logrado que nuestros colegas neonatólogos piensen en eso, y que ya quieran emplear esta herramienta diagnóstica. Continuamos necesitando a los cardiólogos; sin embargo, para llevar un manejo constante del recién nacido, tiene que ser el neonatólogo el que permanentemente una la clínica con la ultrasonografía.

Sensibilidad, ¿cuál es la lectura mayor de esta palabra cuando se trabaja en una Unidad de Cuidados Intensivos?

La sensibilidad es natural aquí porque los niños se encuentran en estado grave o crítico y los padres y el resto de la familia quieren que le devuelvas sano a su niño.

¿Por qué la observación en usted es un hábito?

Los recién nacidos no hablan, entonces hay que tocarlos y mirarlos para saber lo que tienen. Eso es clínica, puramente clínica. Hay que tener ojo clínico y observarlo todo.

Soy muy quisquillosa; la gente lo dice. No duermo, porque algún detalle menor que te llame la atención ahora, en un momentico o en dos horas puede ser algo muy grave.

Aquí no se minimiza ninguna observación venga de quien venga. Primero, hay que escuchar a la madre; todo lo que te diga es importante. Las seños de limpieza a veces nos han dicho: “Qué malito veo a ese niño”, y cuando te dicen eso, hazle caso.

Lo otro es monitorear minuto a minuto al lado de la enfermera. Aquí pasa cualquier cosa y todos caemos como enjambre a la hora que sea y en el momento que sea. Y sí digo con seguridad, en este servicio se cuenta con el respaldo de las autoridades. Ha pasado que se necesita algún medicamento, algún insumo con urgencia y no demora en buscarse en cualquier parte de Cuba.

En su calendario no hay fecha precisa para el descanso…

Sábado, domingo, lunes, martes, 31 de diciembre, Día de las Madres… no podemos permitirnos descansar. Hay pacientes que exigen una evaluación de día y de noche, y como parte de la Comisión del Niño Crítico se discuten casos para llegar a consensos; ello puede ser a cualquier hora.

¿Por qué dice usted que la misión en Venezuela fue graduarse de nuevo como neonotóloga?

 Estuve en el hospital de Mariara, estado de Carabobo. Era una de las tres doctoras cubanas que trabajaban en el servicio de Neonatología, todos los demás médicos eran venezolanos contrarios al Gobierno bolivariano. Debíamos hacer las cosas más que bien porque éramos evaluadas todo el tiempo.

A diario me incitaban a desertar: “Doctora, ¿cuándo brincará el charco?”, me preguntaban. También los medios de televisión antichavistas mantenían un acecho permanente. Fue una etapa muy, muy difícil. No obstante, hubo enfermeros venezolanos que nos daban las gracias por estar allí.

Siempre recuerdo a un niño que fuimos a rescatar a Valencia, de solo dos días de nacido, estaba convulsionando y el padre, que era cubano, nos fue a buscar desesperado. Por suerte, pudimos salvarlo. Él y la esposa todavía nos escriben.

En un servicio como este, ¿qué significa reinventarse a diario frente a las carencias?

Desde que entras por esa puerta hay carencias y a veces se hace tan cotidiano que no te das cuenta; desde garantizar el jabón para lavarte las manos, hasta mantener funcionando las incubadoras.

¿Qué ventajas tiene impartir sus clases frente a una de estas incubadoras?

Nada mejor que enseñarles a los estudiantes desde la práctica. Hay que enamorarlos de lo que hacemos a diario y esta es la mejor manera.  

¿Cómo funciona en casa esa simbiosis de médicos y de saberes?

Mi esposo Yoelvis es otorrino, y siempre estamos pensando más allá. Tenemos dos hijos y siempre les digo: Prefiero pecar por exceso, que por defecto. Déjenme con esa hipertrofia que tengo por el peligro, porque prevenir es bueno.

La hembra tiene 13 años y el varón cumplió 18 y los dos cuando eran bebés estuvieron ingresados aquí, graves. Puede imaginarse, una sabe y saber lo que puede pasar te coloca en una posición muy difícil.

En su vida profesional hay dos niñas, dos lirios blancos que usted recuerda siempre.

Sí, Karol y Kamila, dos gemelas con síndrome de Down, que nacieron con 35 semanas. Nadie podía creer que ambas tuvieran estigmas de cromosomopatías, porque es muy raro. Generalmente, uno de los gemelos presenta estigmas; pero en este caso era claro que no fallaba el diagnóstico clínico. Ambas tenían trastornos en la transición y soplo. Sus cardiopatías fueron tratadas. Los padres prometieron volver al hospital para celebrar el primer año de vida y así fue. No hay mayor demostración de que los pacientes son agradecidos.

Escambray

No me veo ejerciendo otra especialidad …

18 hours ago · Hoy no me veo ejerciendo otra especialidad. Mi interés por la Cardiología vino luego; surgió a raíz de la operación de corazón realizada a mi papá en el Cardiocentro de Villa

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